Mientras que el presidente Nicolás
Maduro reitera que la suspensión de la producción obedece a una
conspiración de empresarios de derecha, la oposición insiste en pedir la
realización de un referendo revocatorio de su mandato, en un clima de malestar
social por la escasez, la inflación y una crisis del suministro eléctrico.
La industria venezolana, que
según sus responsables se acerca a la paralización por falta de materia prima,
debe sobrevivir a un entorno de crisis económica al que se añaden advertencias
del gobierno de encarcelar a empresarios y expropiar fábricas.
Alimentos, medicinas, autopartes,
metales, productos químicos, papel o artes gráficas son algunos de los sectores
productivos en crisis por carencia de insumos, asegura Conindustria, el gremio
industrial más importante de este país petrolero.
Otra industria casi en ruinas es
la automotriz, que en abril solo ensambló 196 vehículos pese a tener una
capacidad instalada para producir casi 21,000 autos mensuales.
También el sector de autopartes,
que emplea a 30,000 personas de forma directa, se encuentra en crisis,
prácticamente paralizado por la merma de la industria automotriz.
El desplome del precio del petróleo hace dos años, desde 100
hasta unos 30 dólares por barril, agravó una situación ya crítica de la
economía, que en 2013 apenas creció 1.3%, mientras que en el 2014 y 2015
retrocedió 3.9% y 5.7%, respectivamente, según el Banco Central.
La venta de petróleo brinda a Venezuela 96% de sus divisas,
cada vez más escasas, necesarias para importar materias primas y productos
terminados.
La preocupación por la carencia de materias primas o la
imposibilidad de obtener divisas dentro del control de cambio vigente desde el
2003 afectaron durante el último trimestre del 2015 a alrededor de 90% de los
industriales. Es por eso que la industria privada adeuda US$ 12 mil millones a
sus proveedores internacionales.
Como solución a la crisis el gobierno venezolano impulsó
desde febrero un plan de reactivación de la economía, invitando a empresarios
venezolanos y extranjeros a invertir dentro de los llamados “15 motores”, en
referencia a áreas como petróleo, industrias, agricultura, minería o turismo,
entre otras, para reactivar el aparato productivo que ya no cuenta con el
impulso de la fabulosa renta petrolera venezolana.
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