En reiteradas ocasiones hemos visto por medio de los noticieros
o por la experiencia personal de un conocido, el preocupante ambiente insalubre
en el que son atendidos los pacientes de un hospital, cuando tendría que ser
todo lo contrario y debería primar la higiene y los equipos y materiales
adecuados para una atención óptima. Para esto, en los últimos tiempos las lavachatas
se han convertido en un instrumento muy útil para combatir este tipo de
problemas.
Estos aparatos cumplen con la función de limpiar y esterilizar objetos reutilizables
como los papagayos y las chatas que sirven para que los pacientes miccionen
y hagan sus deposiciones, de este modo, se
disminuye la tasa de infecciones en hospitales y la contaminación producida por
potentes micoorganismos que generan enfermedades e infecciones. Las lavachatas cuentan
con una estructura hermética que garantiza el éxito de su función; y tiene un control dinámico por donde los
encargados pueden controlar la temperatura, el secado y el tiempo de su operación
(mejoran los ciclos de trabajo).
Más características
Espacio físico: para su funcionamiento debe de contar con
corriente de 220 V y un caño de ½ pulgada. En su interior tiene soportes incorporados
que se regular a la medida de los utensilios a esterilizar.
Función: no sólo esteriliza, también lava enjuaga y seca con
aire microfiltrado.
Inversión baja: El costo por la adquisición
de una lavachata es pequeña a diferencia de otras herramientas de
esterilización.
Tiempo de uso: Si una lavachata es usada correctamente y recibe un
mantenimiento adecuado puede llegar a durar hasta 30 años.
Es automático: trabaja muy rápido y su tiempo record de desinfección oscila entre 10 a 15
segundos. Además cuenta con los proceso de lavado en modo normal, suave e intensivo,
según los requerimientos.
Evita que se propaguen microorganismos: opera con agua fría para evitar que se
generen microbios.
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